...De verso en cuando:

3/11/08

No es teoria, es recuerdo.

Era ya el noveno día
y el arquitecto no regresaba.
Nos había dejado así, incompletos
sobre la mesa de trabajo.

Veníamos revueltos,
no fueron mutaciones las que hicieron la distinción
entre tu cuerpo y el mio.
No fue la acumulación de diferencias,
por selección natural o evolución
ya eramos así, ya nos necesitábamos.
Separando el rompecabezas de abrazos
mas por reconocer las piezas útiles
acariciar con disimulo las sobrantes
establecer sus funciones
admirando formaciones
sonrojados.

Pobrecito,
que no fue de arcilla que nos hizo
tratamos de embarrarnos la nuca pero nada,
estaban cerrados ya los poros conectantes
y no era la escasez de abrigo
sino la promesa alada sin cumplir
la que nos hizo comprender
que había la posibilidad de extinguirnos.

En la adaptación
se nos fue olvidando la tarea original
yo dibujaba en las piedras un mapa
para no extraviarme de ti,
tu con objetos afilados traías pieles, carne, madera
no por sobrevivencia sino para ganar aprobación.
Mientras te observaba me fui haciendo alquimista de caricias
coleccionando murmullos nuevos, teorías filosóficas de la gran explosión
fui tejiendo en la puerta una noción
para dejar las invenciones afuera
y cada noche enredarnos
como cuando nos encontramos,
en la mesa de trabajo,
por si volvía.

La inmortalidad nos localizó jugando bajo las estrellas
llegaste asustado, habías descubierto el hierro
no hablaste, pero supe que era emergencia
sabíamos que la multiplicación involucraba poseernos
derrochar el tiempo que pasaba con urgencia.
hicimos de todo lo aprendido una invocación a la vida
para alumbrar nuestro amor por toda la tierra.
Hice marcas en tu espalda para reconocerte
mordiste pedazos de mi para aprenderme
luego hubo una segunda explosión no mencionada en los libros.

Tomaba un café latte en la Atlantida
cuando me reconociste por primera vez.
En la inquisición de la reina Isabela
huía y tu perseguías.
En el sur del continente en desespero quise arrinconarte,
perdóname por forzarte a reclamar tratados internacionales.
Nacimos en lados distintos de la muralla
tu mandabas poemas entre los orificios
yo seguía mezclando formulas para coincidir contigo.
en el Moulin Rouge llevaba pan recién horneado
te escuche silbando y me detuve, te habías ido.

Ahora estamos frente a frente
así, incompletos
y el arquitecto aun no llega.

Trazo con mis dedos tu espalda, si, eres tu
pruebas un mordisco de mi cuello
ese gemido me dice que recuerdas.

La inmortalidad nos descubrira jugando bajo las estrellas
tu con objetos afilados, yo con mi colección de mapas
tu con tus deseos alados, yo con mis formulas magas.
No fue la acumulación de diferencias,
por selección natural o evolución
ya eramos así, ya nos necesitábamos.
Pretende que no ha cambiado nada,
que no has hallado antídoto
dale justificación a todas estas ciencias,
vamos a reconstruir un amor sorprendido,
restablezcamos funciones
enredados
en la mesa de trabajo,
por si regresa.

1 comment:

sarai s. said...

Me enamoré profundamente de la poesía de Elizabeth Torres cuando escuché por primera vez en la feria del libro el juego de sus palabras... Gracias por deshacerme en suspiros con cada verso. La poesía siempre será la cura del mundo :)