Marionetas!

Devolver el plato de lentejas.

La fila de árboles
la visita pasajera de ardillas en la huerta
La familia y los amigos asegurando que estas equivocado
La pretensión casi cómica de q el mundo esta mejorando
Navidades, cumpleaños, genialidad en caja de dientes, muriéndose de hambre. Cuerpo mutilado, cabecita baja, ojos perdidos.

Distinguir de entre la multitud humeante, la humanidad que titila aferrada al ruido. (Porque estar solos no es recorrer habitaciones vacías, es confiar q puedes escuchar tus gemidos y reconocerlos, cuando la sala esta llena de risa y alcohol y opiniones... Cuando sobran extremidades en la cama, pero reina por fin, tu silencio).

Diferir, no por rebeldía ni cautela y menos por aburrimiento, no por bautizar a Dios con nombres menos extenuantes, ni por reinventar al gobierno para que hable el pueblo, porque igual, el pueblo no tiene nada que decir, gusta de estar inconforme con su líder para culpar a alguien mas que a si mismo de la inevitable automatización...
Porque igual, a Dios nadie lo ha visto últimamente en el altar, y si en manos pequeñas y en los afiebrantados esqueletos de mujeres decididas a amar solo por creer en el amor. Ellas olvidan su nombre divino y nosotros, al amanecer, olvidamos su milagro.

Entonces que importa que no hayan tantos verdes y azules en la ciudad que habitamos, nos es cómodo el gris. Que diferencia hace que los titulares digan Lunes o Jueves de inflación o recesión si nuestro calendario es una rutina esclavisante de excusas y sobrevivencias. Que el libro bajo el brazo sea biblia o cuadernillo de instrucciones suicidas al cobarde, (que somos todos) o que nos celebre la familia o encienda una velita para nuestra pronta recuperación.

Desmoronar el tiquete de regreso, alimentarselo al destino, aprender a saborear cada trago de sal incapaz de brotar de los parpados apretados en negación...

Para un día cualquiera,
sin siquiera darnos cuenta,
dejar de ser marionetas.

Estar vivos.