cada día es una reencarnación.
uno intenta reconocer al sujeto reflejado
no encandelillarse
disimularlo bien,
peinarle un poco con la mano derecha y con la izquierda
lavarle los dientes hasta que sangre el alma
ajustarle la blusa
ahuyentar el ladrido.
especialmente en las mañanas
es necesario no mirarle demasiado los poros, los nudillos, la clavicula
si es lunes, los existencialismos de 10 centavos
aunque se haga tarde
decir -luces bien, abrigate, deja de tomar tanto café
uno intenta acomodarse a la idea
de la libertad profesada en los salones
en los canales públicos y las catedrales
en los tranvia
en el lomo del lobo exhausto que ya es mejor tener de amigo.
de invierno a invierno se van guardando manecillas
servilletas humedas
paraguas rotos porque hablan de otra clase de sequia
se hace conveniente
dejarse rasguñar por los gemidos de los barcos al pasar
ignorar un exceso semanal
inventar cualquier algo para confesar.
cada dia es esa gota de limon
resbalando por el parpado
tan a punto de....
la terca sumisión de esparadrapo
el hilo aun pendiendo de la nuca
viceversa
la fea necesidad de buscar deidades de biblioteca
nos aferra nos aferra nos aterra.
uno tan comodo y constante
estrena tapete
pantalla gigante
botellita de agua
la jaula se vuelve refugio
la sentencia milagro
el sacudir de manos tan formal de los velorios
un encuentro inolvidable.
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