Uno se despierta por sus alaridos:
Hay dias grises
rasgando el borde de la puerta
sin abrir los ojos distingue
el hedor entre sus dientes
uno les da la espalda como haciendose el inadvertido
pone anclas en el sueño para no caerse
igual todo se embadurna
con sus largas patas de humo.
Uno es terco cuando siente la lengua fria sobre la frente
intenta lanzarles algo de hueso o de tierra
decir –traeme el periodico que quiero dormir
se un buen chico, hazte el muerto.
con la mano derecha
acariciarles el lomo
limpiarles el ocico
-dime que esta vez no traes otro adios
quitarles las pulgas
hacerles compañía.
uno es un idiota
con las uñas manchadas de nostalgia.
Hay dias
fielmente grises
de montañas humedas y extensos cafetales
hambriados de una taza de leche materna
su pelambre es vieja
ya con un ojo ciego
la cola arrastrandose
no cazan mas
que un par de recuerdos
a la vez.
que asco abrazarlos
que fastidio decirles –hola amigo, donde andabas?
Uno se despierta
Tan gris como ellos
Agradece adivinar que se acercan
Se pone su mejor cara de niño acongojado
Inventa un baston de historias para enfrentar el mundo
Y sale a la calle
Sin collar
A recibirlos.
Poema: Entrar y salir por entre la memoria de los vivos.
A Elena, en despedida.
Julio 2, 2010.
Elizabeth Torres.
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